lunes, noviembre 10, 2014

[Reseña]. Araña Escarlata: La caza

Os traigo aquí la conclusión del paseo que se ha pegado esta nueva Araña Escarlata por nuestras librerías. Un paseo que ha durado nada menos que dos años, lo cual es un éxito para un personaje extraído de las páginas de Spider-Man, y cuyo tomo anterior supuso un bajón cualitativo. Sin embargo en este último tomo parece retomar esa calidad perdida.


Con este tomo, volvemos a vivir las aventuras de Kaine, el clon de Spider-Man que durante la década de los 90 fue un terrible enemigo del trepamuros. Fue Joe Kelly y su Cacería Macabra el que hizo que el "Caín" de la familia arácnida se redimiera sacrificándose ante Kraven el Cazador, salvando a Peter Parker.  Posteriormente, Dan Slott, el hombre que ha conseguido revivir la franquicia arácnida, trajo de vuelta a Kaine en Spider-Island, donde nuestro redimido clon cogió el manto de su antiguo némesis, la Araña Escarlata y se desplazó a la ciudad de Houston.


Lo que en un principio se trataba de una serie de un antihéroe al más puro estilo Veneno de los 90, al final se convirtió en una descafeinada historia de Spider-Man sustituyendo a enemigos como el Duende o el Doctor Octopus por enemigos de pacotilla o deidades aztecas que no dan mucho juego. En este tomo nos despedimos finalmente de Houston, de sus villanos de pacotilla y de unos secundarios que no daban mucho de sí.
Y desde luego Yost ha sabido despedirse por todo lo alto, nada más ver la portada sabemos que estamos ante un acontecimiento de peso: el duelo entre las dos clones de Spider-Man, las dos Arañas Escarlatas: Ben Reilly y Kaine. Para saber muy bien que hace Reilly de vuelta a las viñetas, tenemos que remontarnos a un cruce de la actual Araña Escarlata con el Spider-Man Superior, un número que podría haberse incluido en la colección de la Araña Escarlata y no en la de los números de relleno de la colección del trepamuros.

Sin embargo, Yost utiliza la presencia de este personaje noventero como reclamo para luego dar un giro argumental, dejándonos justo donde empezó todo, antes de la llegada a Houston, antes de Spider-Island, justo en Cacería Macabra con ni más ni menos que Sergei Kravinoff, más conocido como Kraven y que aún tiene una cuenta pendiente con Kaine.

Aunque aparentemente la trama cae rotundamente al enterarnos de que no vamos a seguir viendo a Reilly, antes de que podamos perder el interés, Yost nos presenta una historia que tiene tanto ritmo que hace que te olvides de clones rápidamente. Una trama de ritmo frenético que nos hará devorar este tomo en muy poco tiempo.
A los lápices tenemos como dibujante principal de estos últimos números al español David Baldeón que actualmente dibuja la serie de Nova. Seguramente si la serie hubiera continuado, me gustaría pensar que se acabaría el baile de dibujantes para poner Baldeón como dibujante fijo. Su dibujo queda bastante bien al personaje, una pena que solo lo hayamos podido disfrutar únicamente durante este tomo.

Cuando llegamos al final, Yost nos tiene preparado una sorpresa: no es el final de la Araña Escarlata, ya que volveremos a saber de Kaien en los Guerreros Secretos, escrita por el mismo Yost que ha debido coger cariño al personaje para llevárselo a esta nueva formación donde también veremos a Nova o a Speedball.



En definitiva, no estamos ante un cómic perfecto, pero que consigue entretener de principio a fin. Este tomo le da un final digno a un personaje que ha gozado de dos años de vida en papel. cosa que nos agradece el propio Yost tras terminar esta etapa. Un tomo que aunque notable, va casi exclusivamente dirigido a los seguidores más acérrimos del mundo de Spider-Man, en cuyo caso ya habrán leído los dos primeros tomos de la Araña Escarlata. Un buen final para una etapa un tanto regular. Una pena que haya llegado tan tarde.

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